. Eugenio López-Chacarra y Sergio García, tercer y cuarto clasificados, brillaron con fuerza a lo largo de la primera jornada
Dos conceptos, el ‘Spanish power’ y el ‘Golf, pero más alto’, han arropado el ventoso comienzo del LIV Golf Andalucía, un evento que ha experimentado en sus primeros 18 hoyos intensas sensaciones. Eugenio López-Chacarra y Sergio García confirieron lustre español al arranque del torneo, liderando en ambos casos en distintos momentos de la jornada antes de que el sudafricano Dean Burmester abrazara esa condición a base de aciertos.
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Su propuesta de 5 bajo par se convirtió en inalcanzable referencia para todos sus rivales, incluidos los citados Eugenio López-Chacarra y Sergio García, que con 3 y 2 bajo par están perfectamente posicionados para afrontar objetivos incluso más grandilocuentes en las próximas jornadas.
Los dos españoles transitaron por vías muy similares para conseguir su deseo. De forma aparentemente más pausada pero dotando a su vuelta de oportunos aciertos aquí y allá, el madrileño alcanzó momentáneamente la primera posición en su duodécimo hoyo, cuando encadenó dos birdies consecutivos que desbarataron la resistencia del sudafricano Louis Oosthuizen, líder durante buena parte de la ronda.
Eugenio López-Chacarra perdió la primera plaza dos hoyos más allá, al sumar el tercer bogey de su ronda, errores más que asumibles en el marco de una vuelta sobresaliente.
Parecida fue la combativa actitud de Sergio García, que volvió a enamorar en esta nueva oportunidad de afianzar su excelente relación con Valderrama, donde ha conseguido tres títulos de renombre en el pasado. El castellonense, magnífico desde los tee de salida y muy firme en las proximidades de green, también lideró la jornada de manera efímera al encadenar dos birdies consecutivos en el 13 y en el 14.
Su destacada actuación chocó sin embargo con ese obstáculo diabólico que supone atravesar el hoyo 17, su green en pendiente y el agua del lago como receptora de golpes defectuosos. Ese destino final no fue el caso de Sergio García, que se enredó por dos veces en los bunkers antes de rubricar bogey y descender ligeramente en la clasificación final provisional.
A su lado, Jon Rahm sufrió su via crucis particular en ese hoyo 17. Bunker y agua consecutivos generaron un doble bogey en una jornada tensa para el golfista vasco, cuyas evidentes ganas de hacerlo bien chocaron con sus repetidos problemas con el putt y trayectorias de bolas que se escapaban por apenas centímetros. Reiteradas situaciones infructuosas generaron una frustración que no quería, decimosexta plaza y dos sobre par para empezar en una ronda dulce por momentos pero agria en su conjunto.
Peor le fue al cuarto componente español del LIV Golf Tour, el olímpico David Puig, que no encontró en ningún momento el camino del acierto, acumulando un drama creciente que desembocó en un lacerante 10 sobre par.
Un concepto de espectáculo golfístico diferente
Al margen de las consideraciones puramente deportivas, la caravana del LIV Golf, el circuito de golf profesional saudí nacido hace poco más de un año con voluntad rupturista, desembarcó por segundo año consecutivo en el Real Club Valderrama con la intención de cumplir con la proclama que anuncia a bombo y platillo: “Golf, pero más alto”.
El eslogan se refiere al son de la música y al más puro show business que recibe a todos aquellos que acuden a presenciar un espectáculo con vocación de sobrepasar las calles y los greenes donde se dirime la verdadera competición deportiva, en la que participan muchos de los mejores golfistas del mundo en la actualidad.
Pasarlo bien, formar parte del evento, vivir una experiencia es el objetivo al que someten los organizadores a todo aquel que se acerque a presenciar cualquiera de los torneos, involucrando a los aficionados desde mucho antes de que comience la fiesta. Luego, todos a una, ya que se sale a tiro, son los jugadores los que recogen el testigo de llevar la emoción hasta los límites más insospechados.
Por aquello de que todos los jugadores salen al mismo tiempo distribuidos por los distintos hoyos del campo, se somete al espectador, muy numeroso por cierto, al reto de elegir a cuáles seguir, una apuesta rodeada de ciertas dosis de incertidumbre dado que la jornada de golf, en comparación con el sistema tradicional, se convierte en un relativo suspiro, poco más de cuatro horas para resolver el misterio de quién lo ha hecho mejor.
En esta ocasión esa incógnita, 18 hoyos después, quedó desvelada: Dean Burmester, primer líder del torneo, con el ‘Spanish power’ protagonizado inicialmente por Eugenio López-Chacarra y Sergio García a la zaga a la espera de su oportunidad.