. Eugenio López-Chacarra es tercero a 5 golpes del líder a falta de 18 hoyos para la conclusión, mientras que Jon Rahm y Sergio García comparten la undécima plaza con el par del campo
Ganar un torneo profesional en el Real Club Valderrama ha adquirido a lo largo de los años una magnitud épica y pseudoreligiosa, un reconocimiento y una aclamación unánimes que sitúan al elegido en otra dimensión.
Para gozar de esa elevada consideración se afana desde hace 36 hoyos el indio Anirban Lahiri en el LIV Golf Andalucía, uno de los componentes de la clase media del LIV Golf que pelea por sobresalir en un ecosistema donde el número de grandes jugadores de dimensión mundial que el mismo aspira a consolidar es elevado.
Con varios triunfos del Asian Tour en su haber, con la condición de dos veces olímpico y normalmente bien ubicado en la parte media-alta del Ranking Mundial, Anirban Lahiri pretende mejorar las prestaciones que le llevaron a ser segundo en su debut en el LIV Golf en Boston, allá por 2022.
El objetivo está a su alcance, ya que su actuación merece, desde luego, el mayor de los aplausos. Con cuatro golpes de ventaja sobre el neozelandés Danny Lee a falta de 18 hoyos para la conclusión, esa renta en apariencia amplia está sujeta a especulaciones de remontada si no fuera porque los 7 bajo par del golfista indio lideran a un reducido grupo de solo once jugadores, sobre un total de 54 jugadores, que han sido capaces de rebajar el par del campo tras 36 hoyos.
Valderrama, efectivamente, dicta sentencia de manera silenciosa, poniéndoselo muy difícil a todos los participantes, algo a lo que sin embargo permaneció ajeno Anirban Lahiri en el marco de una actuación magistral resuelta mediante 66 golpes. No obstante, el golfista indio tardó seis hoyos en calentar motores, con un bogey entremedias que rebajaba sus prestaciones pero que dio paso a un rendimiento sensacional.
Cuatro birdies bien salpicados a lo largo de su vuelta constituyeron el preludio de tres hoyos para el recuerdo, primero en el 17, ese punto de Valderrama donde naufragan tantas ilusiones pero que Anirban Lahiri resolvió con birdie.
Luego, en el 18, golpeó la bola en la rama de un árbol en su golpe de salida, una situación harto comprometida que acabó asimismo en birdie al embocar la bola desde fuera de green mediante un chip prodigioso. Y, posteriormente, la traca final, un putt exitoso desde más de 10 metros para salvar el par en su último hoyo.
Sus contrincantes respondieron como podían a las sensacionales propuestas de Lahiri, entre ellos Eugenio López-Chacarra, el único español que hasta el momento cuenta en su palmarés con un triunfo en el LIV Golf, el conseguido en Bangkok en 2022, apenas unas semanas después de ingresar en el circuito profesional saudí.
El madrileño, desde entonces, protagoniza un deambular de perfil medio entre muchos de los mejores golfistas del mundo, siendo ahora cuando su evidente calidad ha emergido a borbotones, arropado por un público cálido y generoso que celebra cada una de sus buenas acciones.
Tercero al comienzo del día, Eugenio López-Chacarra protagonizó un nebuloso comienzo que no hacía presagiar las grandes acciones acometidas con posterioridad al hoyo 1, cuando un golpe de salida excepcional, que dejó la bola a apenas 60 metros de bandera, dio paso a dos golpes en el bunker y a la necesidad de dar otros dos golpes con el putter.
El castigo, resuelto mediante doble bogey, espoleó al golfista español, muy centrado a partir de ese enrevesado momento, iniciando una remontada que le llevó a liderar el torneo de manera efímera antes de que el agua del lago del hoyo 17 engullera su bola. La tarjeta registró bogey y le asentó en una en cualquier caso destacada tercera plaza, a cinco golpes de Anirban Lahiri.
Por detrás, compartiendo la undécima posición y situaciones vertiginosas, se encuentran Jon Rahm y Sergio García, dos vidas paralelas en esta jornada donde el buen juego de ambos fue castigado por situaciones donde la bola, por apenas unos centímetros, se negaba a entrar en el agujero.
Por último, David Puig remontó posiciones desde las profundidades de la clasificación a la que estuvo abocado por una primera jornada más que discreta. Sus 81 golpes iniciales contrastan con los 68 de la segunda ronda, mucho más acordes a la calidad de su juego. Quince plazas arriba ha sido su recompensa.